Inconsciente colectivo, magia y alquimia

“Si he visto más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes”
Sir Isaac Newton, matemático y físico británico. Estudió alquimia.

El “Animus” y el “Anima” son dos de estos arquetipos. El “Anima” es la parte femenina del hombre, adopta la imagen de una mujer y tiene una función redentora: en el simbolismo literario o cristiano serían la Beatriz de Dante, la Margarita de Goethe, o la Virgen María. Por su parte, el “Animus” es la parte masculina de la mujer y es representado bajo la forma de un anciano sabio. Ambos arquetipos son inconscientes y es preciso rescatarlos y darles la luz de la conciencia. Cuando el “Animus” aparece en el sueño de una mujer significa que ésta ha de integrar su parte masculina, y viceversa.
La “Gran Obra”
Al buscar antecedentes de doctrinas que hubieran contemplado el valor de los arquetipos, Jung encontró que tanto los gnósticos como sus herederos, los alquimistas medievales, y los magos renacentistas habían hecho uso de ellos. En Arte de la Memoria, Giordano Bruno expone mediante arquetipos toda la sabiduría que contienen los cielos estrellados y dice: si alguien es capaz de grabar estas imágenes en el inconsciente tendrá entonces los medios de captar el poder del cosmos, poseerá la facultad de abrir las puertas de la psique y aportar salud a la raza humana. Jung descubrió asimismo que durante el proceso de la “Gran Obra” alquímica podían sobrevenir al operador visiones y sueños en los que emergían el Dragón, Hermes, el Ouroboros, la Dama o el Caballo... Las visiones de Zósimo de Panópolis, un alquimista del siglo III, analizadas por Jung en Psicología y simbólica del arquetipo, ilustran cómo el arte real puede expresarse a través de las imágenes oníricas y revelar la conducta a seguir durante el proceso de la Gran Obra alquímica.
Gloria Garrido
